sábado, 5 de noviembre de 2016

Norte - Sur

Fragmento de “Habitados por el lugar”. Texto de Luis Fega publicado por Caja Asturias en el año 1998. ISBN: 84-7925-130-1
[…] En el mundo del arte Occidental, coincidiendo con la actual crisis de modelos y con la caída del mercado, surge de pronto un enorme interés por la periferia. Se busca la otredad, lo exótico, la diferencia, o para ser más exactos, nos buscamos en el otro.
Los artistas con frecuencia se interesaron por el arte proveniente de otras culturas, en ocasiones de un modo apasionado. Los ejemplos son múltiples y de todos conocidos. Pero ahora el interés surge por parte del "estamento".
De un tiempo a esta parte, se realizan con frecuencia exposiciones

que nos muestran el arte otro; recordemos: Magiciens de la Terre, Crudo y Cocido, El Arte Latinoamericano del Siglo XX, Voces de Ultramar etc. Y en todos estos acontecimientos, la pretensión es la misma: dar a conocer lo que acontece fuera de los circuitos habituales, enseñar lo que se hace en la periferia. Pero la verdad es que, detrás del hecho cultural en sí, se esconden intereses de mercado. Se pretende reactivar éste, ofreciendo nuevos y diferentes productos, en tiempos de bajas cotas de creatividad.
Veamos ahora como se realiza esta validación de lo otro.


Para empezar, en un alarde de egocentrismo Occidental, los comisarios de estas exposiciones, arrogándose una capacidad de juicio transcultural, seleccionan lo que a ellos les parece interesante aplicando su particular modo de ver. Es decir, estas exposiciones son organizadas desde Occidente, con criterios Occidentales. Nos adentramos en otras culturas y nos creemos capacitados para decidir, aplicando esquemas de validación que es más que probable que fuesen cuestionados por las culturas foráneas, muchas de las cuales no poseen ni la palabra "arte" en sus idiomas.

Tampoco Occidente concede de buena gana la categoría de arte a los objetos que con fines mágico-religiosos o prácticos, realizan estos pueblos, a pesar de que poseen la fuerza, el misterio y la belleza que nosotros ya no conseguimos más que en raras ocasiones. Para la orgullosa cultura del Norte, eso es arte primitivo.

Baudrillard puntualiza al respecto: "La función mágica, ritual de esos objetos se pierde desde el momento en que se les contextualiza, desde el momento en que se les yuxtapone a otros rituales. La yuxtaposición es nuestra cultura; o mejor dicho, nuestra incultura". (1)

Así es que con nuestros criterios de valor universales, traemos al Norte lo que nosotros consideramos que debemos ver aquí para acercarnos a lo otro, para comprender la alteridad. Organizamos exposiciones sobre lo diferente y en un alarde de soberbia, en numerosos casos estas mismas exposiciones las llevamos de nuevo al país de origen, para enseñarles a ellos, a los otros, los propios del lugar, lo que en su hacer está bien hecho.

Puede pasar y pasa, que en los propios lugares de la diferencia, los artistas toman como ejemplo de lo bien hecho, de lo que interesa, lo que nosotros les indicamos con nuestras intervenciones, entre otras cosas, por el aliciente económico que para ellos supone la comercialización de sus productos. Al presentar como modelo de una cultura determinado tipo de obra, elegida desde planteamientos extraños a la cultura en cuestión, incentivamos modelos, incitamos la copia de estos, y les estamos negando su capacidad de expresión original.

Tendemos a lo global, y paradójicamente, buscamos la diferencia, pero a la hora de presentarla, enseñamos una otredad mediatizada, la que conviene a nuestros intereses. Bien podría ser según Alan Badiou, "que la ideología ética no sea sino la última palabra de un civilizado conquistador: Deviene en lo que soy yo, y respetaré tu diferencia"(2)

"Se ha globalizado desde y para el Norte. Es cierto que la globalización ha dinamizado y pluralizado la circulación cultural, pero lo ha hecho siguiendo los mismos canales trazados por la economía, reproduciendo en buena medida las estructuras de poder" (3). La globalización no significa que todos vayamos a ser iguales en cuanto a calidad de vida, nivel económico o igualdad de oportunidades; el llamado "tercer mundo", (y los terceros mundos dentro del primero, que también los hay), seguirán sufriendo enormes desigualdades; conseguirán avanzar, pero en su avance jamás llegarán a ponerse a la altura de las sociedades dominadoras que ostentan el poder económico, político y tecnológico. A fin de cuentas, la globalización genera modelos de dependencia que favorecen a la sociedad globalizadora.




 1- Jean Baudrillard. “Una extrañeza radical” Declaraciones recogidas por Anne Tardy Foch, publicadas en el libro: Tjukurrpe (pintura aborigen del desierto australiano). Alfredo Melgar Ediciones, Madrid 1990, p.143.

 2 - Alain Badiou. La ética, texto completo publicado en “ Acontecimiento” nº 8.Revista para pensar la política, Buenos Aires, p. 34

 3 - Gerardo Mosquera. “ Interpretar el arte desde el Norte” Lápiz nº 102, p. 17




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