miércoles, 7 de noviembre de 2018

Del Carrer d’Avinyó a Les Demoiselles d’Avignón

                                                                                                                                               
   Cuando Pablo Picasso enseñó por primera vez a sus amigos elcuadro que más tarde se conocería con el título de Las Señoritas de Avignón, todos ellos quedaron escandalizados; y no podía ser menos, aun teniendo en cuenta que ese círculo de amigos lo integraba la vanguardia artística de París. El cuadro presentado aquella tarde, rompía violentamente los esquemas mentales en los que se venía sustentado el arte desde hacía más de cuatrocientos años, cuando el descubrimiento de la perspectiva permitió a los pintores reflejar la realidad de un modo convincente.
Así pues, los allí reunidos no daban crédito a lo que veían. Guillaume Apollinaire y André Salmon estaban tan desconcertados que no sabían que decir y lo mismo les había sucedido a los hermanos Stein; todos ellos pensaban que Picasso estaba acabado como pintor. Braque, alterado por aquella visión, pidió a Picasso

domingo, 7 de octubre de 2018

Pintor de pintores

      
 Shaím Solomónovich Sutin, más conocido como ChainSoutine, nació el 13 de enero de 1893 en Smilovichi, pequeño pueblo próximo a la ciudad de Minks, en el seno de una humilde familia judía. Desde muy joven se sintió fuertemente atraído por el dibujo, en un entorno en el cual la tradición religiosa prohibía la representación humana por mediación del arte. A los diez años comenzó a trabajar en el taller de un sastre y dos años más tarde se traslada a Minks para ejercer de ayudante en un estudio de fotografía. En esa época, el joven Soutine sufrió una agresión por haber realizado el retrato de un rabino, y tuvo que ser hospitalizado. Recibió veinticinco rublos en concepto de indemnización, lo cual le permitió viajar a Vilna en el año 1910, para realizar el examen de entrada en la escuela de Bellas Artes. No sin dificultades logra ser admitido después del primer rechazo.

En 1912 viaja a París y se instala en Montparnasse. Acude con frecuencia al Louvre y pasa horas absorbido en la contemplación de la pintura de Rembrandt y de Courbet. A pesar de la falta de recursos económicos, se ingenia para continuar su formación y acude a las clases que imparte el pintor y miembro de la Academia de Bellas Artes Fernand Cormon.

Su compatriota Jacques Lipchiz, le presenta en 1915 a Amadeo