domingo, 7 de octubre de 2018

Pintor de pintores

      
 Shaím Solomónovich Sutin, más conocido como ChainSoutine, nació el 13 de enero de 1893 en Smilovichi, pequeño pueblo próximo a la ciudad de Minks, en el seno de una humilde familia judía. Desde muy joven se sintió fuertemente atraído por el dibujo, en un entorno en el cual la tradición religiosa prohibía la representación humana por mediación del arte. A los diez años comenzó a trabajar en el taller de un sastre y dos años más tarde se traslada a Minks para ejercer de ayudante en un estudio de fotografía. En esa época, el joven Soutine sufrió una agresión por haber realizado el retrato de un rabino, y tuvo que ser hospitalizado. Recibió veinticinco rublos en concepto de indemnización, lo cual le permitió viajar a Vilna en el año 1910, para realizar el examen de entrada en la escuela de Bellas Artes. No sin dificultades logra ser admitido después del primer rechazo.

En 1912 viaja a París y se instala en Montparnasse. Acude con frecuencia al Louvre y pasa horas absorbido en la contemplación de la pintura de Rembrandt y de Courbet. A pesar de la falta de recursos económicos, se ingenia para continuar su formación y acude a las clases que imparte el pintor y miembro de la Academia de Bellas Artes Fernand Cormon.

Su compatriota Jacques Lipchiz, le presenta en 1915 a Amadeo
Modigliane, y se genera entre ellos una gran amistad a pesar de tener personalidades completamente opuestas. Por recomendación del pintor italiano, el marchante de cuadros Chéron, comienza a trabajar con la obra de Soutine. Le paga por cada uno de sus cuadros entre cuarenta y sesenta francos. Soutine pinta de un modo apasionado, pero su espíritu crítico le impide valorar mucha de la obra realizada y destruye gran parte de su trabajo.

En 1918, también por mediación de Modigliani, conoce al poeta polaco Zborowski, que circunstancialmente se había convertido en marchante de cuadros y se queda entusiasmado con su obra. De él recibe la modesta pensión de cinco francos por día, y con cierta frecuencia una botella de vino tinto para animarlo a pintar.

En el año 1919, con la ayuda de Zborowski y motivado por éste, deja París y se instala en el Midi francés, alternando su estancia entre Cannes y Céret. Es aquí donde se produce una gran transformación en su pintura. La naturaleza del lugar le exalta. Soutine se libera de ataduras y deja fluir su desbordante creatividad; es consciente de haber encontrado su propio lenguaje.

Para pintar necesita tener enfrente un tema, una vez elegido éste, se vuelca ensimismado en la resolución de la obra.
Apenas dibuja los contornos de las formas, pues busca el contacto directo e inmediato con la pintura. Emplea empastes generosos y amplias pinceladas, en ocasiones auténticos latigazos, y de este modo construye sus cuadros. No pretende imitar lo visto, sino que pliega la naturaleza a su voluntad. Retuerce las formas, las apelmaza y las somete a expresivas deformaciones, dejando el conjunto formal casi siempre al borde del desmoronamiento. Es como si frente a él, todo se viese afectado por enormes fuerzas telúricas; como si la corteza terrestre, resultase constreñida por su apasionada visión. Estas distorsiones, no están sustentadas en un nuevo concepto intelectual, como sucedía con la mayor parte de los artistas coetáneos; surgen simplemente como manifestación espontánea y sincera de sus emociones.
                                                    

No pretende acabar con movimientos artísticos anteriores, simplemente se inspira en clásicos como El Greco, Rembrandt o Courbet, y se deja llevar. Sabe que, si su mano danza al ritmo que le marca su desgarro interior, si logra que ésta, se convierta en sensor de su emotividad, su pintura no dejará de reflejar todo aquello que persigue desde la niñez, y que lo llevó desde las tierras del norte de Bielorrusia, a la luz sureña del Mediodía francés.

Durante tres años, alterna su estancia entre Cagnes, Ceret y Vence. Malvive rodeado de todo tipo de carencias, pero se mantiene en un febril estado de creatividad. A su regreso a París, por primera vez en su vida, le sonríe el destino. El doctor Barnes, un rico coleccionista norteamericano le compra setenta y cinco de sus cuadros, lo que le permite vivir holgadamente; pero en contra de lo que uno pudiera pensar, su estado de ánimo no cambia, no consigue habituarse al bienestar. Cada vez se vuelve más exigente con su obra, gran parte de la cual acaba siendo destruida a pesar de que Zborowski hace todo lo posible para evitarlo.

Hacia el año 1925, Soutine pasa por un periodo difícil. Busca nuevos temas para su pintura y recurre a las naturalezas muertas. Acude a las carnicerías de Paris en busca de grandes piezas de carne, aves y otros animales con la finalidad de pintarlos. En su mente tiene presente “El buey desollado” de Rembrandt.

No dispone esos animales en composiciones estéticas, su temperamento no era dado a sutilezas. Simplemente colgaba las piezas de carne del techo de su habitación sujetas por un alambre o cuerda, y se entregaba apasionadamente a la pintura. La putrefacción de esa materia orgánica le causó problemas con la vecindad y en varias ocasiones tuvieron que intervenir las autoridades sanitarias. Pretendía Soutine lograr con esas obras, un memento mori, un recordatorio de la fugacidad de la vida.
                                                                                       

En junio de 1927 expone por primera vez en Paris. Ese mismo año regresa a Vence y pinta una serie de cuadros con el árbol como tema central. En 1935 realiza su primera exposición individual en los Estados Unidos en el Art Club de Chicago y en 1937 en la Leicester Gallery de Londres. En 1939, cuando estalla la guerra, se encuentra en un pequeño pueblo de nombre Civry, sabe que está en peligro por su origen judío, y se presenta voluntario para la armada francesa, ya lo había hecho en la guerra del 14, pero en esta ocasión no es aceptado por su mal estado de salud.
   

Algunos amigos le facilitan viviendas en las que puede pasar desapercibido, pero su salud se agrava. En 1943 ingresa en el hospital de Chinon. Necesita ser operado con urgencia y es trasladado a Paris dando un rodeo por carreteras locales para evitar controles policiales. El viaje se alarga y llega al hospital moribundo. Le operan de una ulcera perforada el día siete de agosto y fallece dos días más tarde.
                                                     
La obra de Soutine influenció en gran medida, a la generación de los expresionistas abstractos norteamericanos de los años cincuenta. Varios de sus componentes lo tuvieron por un maestro. De Kooning sintió auténtica y no disimulada admiración por su obra. También es conocida la importancia que tuvo la pintura de Soutine para el arte británico de la posguerra.

Chain Soutine fue un ser atormentado, pero su sufrimiento no le impidió crear maravillosas obras llenas de vitalidad y pletóricas de energía. Fue un magnífico pintor, uno de los grandes. Un maestro y un pintor de pintores.

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